El 1.8R comparte casi todos los elementos con sus hermanos, es decir, básicamente es un Palio Hatchback pero con detalles especiales, nueva pintura, tapicerías y emblemas. El equipamiento, muy completo por cierto, es igual respecto a la versión normal. Mecánicamente monta el conocido motor de 1.8 litros de 110 HP, pero en esta ocasión hace gala de una llamativa cubierta en color rojo. Lo que si cambia es la suspensión, que usa amortiguadores un 15% más rígidos, estabilizadoras más gruesas, llantas de menor perfil. Con todo ello, es 12 mm más bajo, consiguiendo mayor estabilidad en curvas y un mejor desempeño dinámico.
En cuanto a su comportamiento, su carta fuerte es el conjunto del tren motor el cual se siente bien balanceado. El motor empuja con fuerza desde la parte baja del tacómetro y a nivel del mar se siente brioso y con ganas de salir disparado fácilmente, esto habla bien sobre el torque del motor Flex de origen General Motors. Por otro lado cabe destacar que aunque la dirección es cómoda, resulta demasiado suave para una versión que pretende ser deportiva. Tiene mucho juego desde el volante y sobre todo se nota algo nerviosa circulando a altas velocidades.
