A la hora de revisar nuestras luces nos podemos encontrar con distintos problemas: una lámpara fundida, el cristal roto o, simplemente, que el grupo óptico no esté totalmente sellado. Esto último provocará el ingreso de suciedad o humedad al interior del faro, afectando su funcionamiento. Este último problema, si bien no es habitual, suele ser el que más trabajo conlleva a la hora de repararlo. Lo que tenemos que hacer es retirar el objeto en cuestión del coche para poder trabajar con total comodidad. Realizada la operación de saca la lámpara de su posición para evitar que se rompa, limpiar el conjunto y volver a ensamblar de buena manera.