El conductor responsable resiste la tentación de apresurarse, respeta el reglamento, se relaja, está alerta y se anticipa sin forzar el vehículo, además, su manejo es suave y seguro; no frena bruscamente, conserva su distancia, prevé las disminuciones y aumentos de velocidad, evita forzar los cambios y deja que el vehículo adquiera su propia velocidad.