Donde la cosas cambian de manera interesante es en los soluciones de propulsión, donde los atmósfericos dominan, excepto en BMW, cuyo seis en línea de 3 litros utilizar un turbocargador de dos etapas que le confiere prestaciones muy cercanas a las de un deportivo mejor definido, con respuestas vivaces, casi inmediatas a nuestras órdenes. En curva resulta casi telepático; el subviraje sólo apareceen caso de malinterpretación de nuestra parte. Sólo la marcha supera el calificativo de firme, porque resulta en ocasiones ligeramente áspera y puede cansar.