Sin las regulaciones legales necesarias y con las presión de las inversiones económicas en la industria automotriz, México seguirá produciendo automóviles con bajos estándares de seguridad en los siguientes años. Estos vehículos están destinados al mercado interno y a los países de economía en desarrollo.
En el consumidor seguirá estando la decisión de preferir seguridad a equipo superfluo, mientras no haya una norma que obligue a que todo auto vendido tenga mínimos de seguridad.